Conferencia Episcopal Española 1. ¿Eres cristiano? 2. ¿Qué es la gracia? 3. ¿Quién es cristiano? 4. ¿Por qué creer en Jesús? 5. ¿Quién nos ha enseñado mejor que nadie a conocer a Dios? 6. ¿Quién es Dios? 7. ¿Cómo nacemos a la vida cristiana? 8. ¿Cómo aprendemos a vivir como cristianos? 9. ¿Dónde aprendemos a vivir como cristianos? 10. ¿Por qué la santa cruz es la señal del cristiano? 12. ¿En qué se nos conoce también a los cristianos? 13. ¿Cómo podemos profesar la fe cristiana? El credo, o símbolo de la fe, resume toda la historia de lo que Dios ha hecho en favor de los hombres. Lo profesamos en la Iglesia y afirmamos que creemos en Dios Padre, en su Hijo Jesucristo y en el Espíritu Santo. Unidos a todos los cristianos rezamos el credo cada domingo, como hicieron nuestros padres y padrinos el día de nuestro bautismo. También profesamos la fe cristiana cuando, ante los demás, decimos que somos cristianos y vivimos como discípulos de Jesús. 14. ¿Tiene el ser humano capacidad para conocer a Dios, principio y fin de su vida y de todas las cosas? 15. ¿Qué es la Revelación de Dios? 16. ¿Cómo se ha revelado Dios? 17. ¿Qué significa creer a Dios que se revela? 18. ¿Cómo se transmite la divina Revelación? 19. ¿Qué es la Tradición apostólica? 20. ¿Qué es la Sagrada Escritura? 21. ¿Nos habla Dios a través de la Sagrada Escritura? 23. ¿Puede un cristiano creer en Jesucristo sin aceptar la fe de la Iglesia? 24. ¿Quién nos transmite la Palabra de Dios? 25. ¿Qué es el credo o símbolo de la fe? 26. ¿Qué profesamos en el credo? 27. ¿Qué consecuencias tiene creer en un solo Dios? 28. ¿Cuál es el centro de la fe cristiana? 29. ¿Qué nos revela el misterio de la Santísima Trinidad? 30. ¿Cómo explica la Sagrada Escritura que Dios es amor? 32. ¿Por qué decimos que Dios es nuestro Padre? 33. ¿Por qué decimos que Dios es el Creador del cielo y de la tierra? 34. ¿Para qué ha creado Dios a los ángeles? 35. ¿Qué lugar ocupa el hombre en la obra de la creación? 36. El ser humano, ¿es cuerpo y alma? 37. ¿Por medio de quién ha creado Dios Padre todas las cosas? 38. ¿Dios cuida de toda la obra de la creación? 39. ¿Para qué nos ha creado Dios? 40. ¿Cuál fue el pecado de Adán y de Eva? 42. ¿Qué es el pecado original? 43. ¿Abandonó Dios a los hombres después del primer pecado? 44. ¿Quién es Jesucristo? 45. ¿Qué significa que el Hijo de Dios se encarnó? 46. ¿Qué nos dice la fe cristiana acerca de Jesucristo? 47. ¿Quién es la Virgen María? 48. ¿Es María Madre de Dios? 49. ¿Por qué decimos que la Virgen María es madre de los cristianos? 50. ¿Por qué llamamos Maestro a Jesús? 52. ¿Qué nos enseñan los evangelios sobre la infancia de Jesús? 53. ¿Qué hizo Jesús durante su vida pública? 54. ¿Qué es el reino de Dios? 55. ¿Se hace presente el reino de Dios en Jesucristo? 56. ¿Cómo podemos participar en el reino de Dios? 57. ¿Por qué la gente se admiraba al ver lo que hacía y decía Jesús? 58. ¿Por qué Jesús hizo milagros? 59. ¿Por qué murió Jesús? 60. ¿Qué quiere decir que Jesucristo descendió a los infiernos? 62. ¿Cómo se cercioraron los Apóstoles de la Resurrección de Jesús? 63. ¿Qué les sucedió a los Apóstoles en las apariciones? 64. ¿Por qué la Resurrección de Jesús es tan importante para la fe cristiana? 65. ¿Cómo participamos nosotros de la Resurrección de Jesús? 66. ¿Qué quiere decir que Jesucristo subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso? 67. ¿Qué quiere decir que Jesucristo ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos? 68. ¿Quién es el Espíritu Santo? 69. El Espíritu Santo, ¿es Dios como el Padre y el Hijo? 70. ¿Para qué envió Dios, por Jesucristo, el Espíritu Santo al mundo? 72. ¿Qué es la Iglesia? 73. ¿Por qué decimos que la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios? 74. ¿Qué es una Iglesia particular? 75. ¿Por qué decimos que la Iglesia es una? 76. ¿Por qué decimos que la Iglesia es santa? 77. ¿Por qué decimos que la Iglesia es católica? 78. ¿Por qué decimos que la Iglesia es apostólica? 79. ¿Qué quiere decir «creo en la comunión de los santos»? 80. ¿Por qué decimos que la Iglesia es nuestra madre? 81. ¿Cuál es la misión de la Iglesia? 82. ¿Qué quiere decir «creo el perdón de los pecados»? 83. ¿Qué quiere decir «creo en la resurrección de la carne»? 84. ¿Qué quiere decir «creo en la vida eterna»? 85. ¿Qué es el cielo? 86. ¿Qué es el infierno? 87. ¿Qué es el purgatorio? 88. ¿Qué significa la palabra "amén", con la que termina el credo? Los gestos y las palabras de Jesús continúan hoy vivos entre nosotros a través de los gestos y palabras de la Iglesia: los sacramentos. Quienes participamos en la vida de la Iglesia sabemos que en sus palabras y acciones se cumple la promesa de Jesús a los Apóstoles: 89. ¿Jesús está presente hoy entre nosotros? 90. ¿Qué son los sacramentos? 91. ¿Cuántos y cuáles son los sacramentos? 92. ¿Qué sucede cuando la Iglesia celebra los sacramentos? 93. ¿Cómo celebra la Iglesia los sacramentos? 94. Los sacramentos, ¿dan siempre la gracia del Espíritu Santo? 96. ¿Cuáles son los sacramentos que nos inician en la vida cristiana? 97. ¿Qué hace en nosotros el sacramento del bautismo? 98. ¿Qué hace en nosotros el sacramento de la confirmación? 99. ¿Qué hace en nosotros el sacramento de la penitencia? 100. ¿Por qué los cristianos celebramos el domingo? 101. ¿Qué celebra la Iglesia en la eucaristía? 102. ¿Cómo participamos los cristianos en la eucaristía? 103. ¿Está Jesús realmente presente en la eucaristía? 104. ¿A qué nos invita el sacerdote cuando dice: «Podéis ir en paz»? 106. ¿Quiénes presiden la eucaristía? 107. ¿Qué es la unción de enfermos? 108. ¿Qué es el sacramento del orden? 109. ¿De cuántos grados se compone el sacramento del orden? 110. ¿Qué efectos produce el sacramento del orden? 111. ¿Qué es el sacramento del matrimonio? 112. ¿Qué es la familia cristiana? El cristiano está llamado a vivir y crecer hasta la medida de Cristo Jesús respondiendo al proyecto de amor que Dios Padre tiene sobre toda la humanidad. Este proyecto de amor se expresa en los Mandamientos, que se resumen en el amor a Dios y al prójimo, tal como Jesús nos ha enseñado. Hoy, como siempre, la Iglesia nos invita a seguir a Jesús según los Mandamientos de Dios con la ayuda del Espíritu Santo, que nos da la fuerza para cumplirlos con generosidad, alegría y libertad. 113. ¿Para qué hizo Dios libre a la persona humana? 114. ¿Por qué podemos elegir entre el bien y el mal? 115. ¿Qué es la conciencia? 116. ¿Los cristianos podemos seguir a Jesús? 117. ¿Cuál es el mayor obstáculo para seguir a Jesús? 118. ¿Qué es pecar? 119. ¿Qué consecuencias tiene el pecado? 121. ¿Qué son los pecados mortales? 122. ¿Cuándo peca el hombre mortalmente? 123. ¿Qué son los pecados veniales? 124. ¿Cuándo peca el hombre venialmente? 125. ¿Por qué los cristianos no nos desanimamos a pesar de haber pecado? 126. ¿Cómo seguir a Jesús? 127. ¿A qué llamamos Decálogo o Diez Mandamientos? 128. ¿Qué nos enseñan los Diez Mandamientos? 129. ¿Qué nos enseñó Jesús sobre los Mandamientos? 130. ¿Cuál es el Mandamiento nuevo de Jesús? 132. ¿Cómo cumple el cristiano la Ley de Dios? 133. ¿Qué exige el primer mandamiento? 134. ¿Por qué debemos adorar solo a Dios? 135. ¿Qué exige el segundo mandamiento? 136. ¿Cómo se respeta la santidad del nombre de Dios? 137. ¿Qué exige el tercer mandamiento? 138. ¿Qué debe hacer el cristiano en los domingos y en las otras fiestas señaladas por la Iglesia para dar culto a Dios? 139. ¿Qué exige el cuarto mandamiento? 140. ¿Qué exige el quinto mandamiento? 142. ¿Qué exige el sexto mandamiento? 143. ¿Qué exige el séptimo mandamiento? 144. ¿Cómo debemos tratar la creación? 145. ¿Qué exige el octavo mandamiento? 146. ¿Cuándo vive el cristiano la verdad? 147. ¿Qué deberes tiene la persona hacia la verdad? 148. ¿Qué exige el noveno mandamiento? 149. ¿Qué exige la pureza de corazón? 151. ¿Cuál es la mayor aspiración de un cristiano? La oración es la relación viva y personal de cada uno de nosotros con Dios Padre, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo. Jesús nos enseñó la oración más importante: el padrenuestro. La Virgen María reconoció las obras grandes que Dios hizo en ella, por eso oraba y alababa al Señor. En la comunidad cristiana aprendemos a escuchar a Dios, a agradecerle los dones que nos da, a acoger su voluntad, a pedirle en nuestra necesidad, a vivir en su presencia. La familia cristiana es el primer lugar de educación en la oración. 152. ¿Qué es orar? 153. ¿Cómo oraba Jesús? 154. ¿Cuál es el camino de nuestra oración? 155. ¿Cuál es el papel del Espíritu Santo en la oración? 156. ¿Podemos atrevernos a hablar con Dios nuestro Padre? 157. ¿Por qué se dice que el padrenuestro es la más perfecta de todas las oraciones? 159. ¿Cómo reza la Iglesia a María? 160. ¿Es posible orar en todo momento? 161. ¿Quién puede enseñarnos a orar? 162. ¿Cuáles son los lugares favorables para la oración?
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Catecismo Testigos del Señor
Sí, soy cristiano por la gracia de Dios.
La gracia es la participación en la vida de Dios. Es la ayuda que Dios nos da para responder a su llamada.
Es cristiano quien cree que Jesús es el Hijo de Dios y ha recibido el bautismo.
Porque Jesús, con su Muerte y Resurrección, ha vencido el mal y la muerte, y ha mostrado un amor que es digno de fe.
Jesús nos ha enseñado mejor que nadie a conocer a Dios. Con sus obras y sus palabras Jesús nos hace ver cuánto nos ama Dios, que quiere que le llamemos Padre y seamos de verdad sus hijos.
Dios es nuestro Padre, Creador y Señor de todas las cosas, que por amor a los hombres entregó a su Hijo para nuestra salvación y nos santifica por medio del Espíritu Santo.
Nacemos a la vida cristiana por el don de la fe y del bautismo, en la Iglesia.
Aprendemos a vivir como cristianos escuchando la Palabra de Dios, celebrando la eucaristía y amándonos como Jesús nos enseñó.
Aprendemos a vivir como cristianos unidos a toda la Iglesia, en la familia y en la catequesis, donde nos enseñan a conocer, amar e imitar a Jesús.
La santa cruz es la señal del cristiano porque en ella murió Jesús por amor a los hombres, para salvarnos.
11. ¿Cómo conocerán que somos cristianos?
Conocerán que somos cristianos si nos amamos unos a otros.
A los cristianos se nos conoce también en que nos reunimos los domingos, y otras fiestas señaladas, para celebrar la eucaristía.
Podemos profesar la fe cristiana cuando, ante los demás hombres, decimos que somos cristianos y vivimos como discípulos de Jesucristo.
LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA
El ser humano tiene capacidad para conocer a Dios, principio y fin de su vida y de todas las cosas.
La Revelación de Dios es la comunicación que Dios ha hecho de sí mismo y de sus designios de salvación en favor de todos los hombres para llevarlos a la comunión de vida y amor con él.
Dios se ha revelado interviniendo, con obras y palabras, en la historia del pueblo de Israel y, por último, a través de Jesucristo, que es la plenitud de toda comunicación de Dios.
Creer a Dios que se revela significa entregarse libre y totalmente a él y aceptar como verdadero todo lo que nos ha manifestado acerca de sí mismo y de sus designios de salvación.
La divina Revelación se transmite cumpliendo el mandato de Jesucristo de anunciar el Evangelio a todos los hombres.
La Tradición apostólica es la transmisión del mensaje de Cristo llevada a cabo por los Apóstoles y sus sucesores, por la predicación, el testimonio, las instituciones, el culto y los escritos inspirados.
La Sagrada Escritura es el conjunto de libros que, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor principal y han sido entregados como tales a la Iglesia.
Sí, Dios mismo nos habla a través de la Sagrada Escritura; ella es verdaderamente Palabra de Dios.
22. ¿Qué es el Magisterio de la Iglesia?
Es el oficio de interpretar auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita, encomendado al papa y a los obispos en comunión con él.
No, porque creer en Jesucristo es participar de la fe de la Iglesia recibida de los Apóstoles.
La Iglesia nos transmite la Palabra de Dios a través de su vida y, especialmente, de la Biblia o Sagrada Escritura.
El credo o símbolo de la fe es la profesión de la fe cristiana, recibida de los Apóstoles.
En el credo profesamos la fe en Dios, por quien todo existe, y en su plan de salvación para todos los hombres.
Creer en un solo Dios comporta: conocer su grandeza y majestad; vivir en acción de gracias; confiar siempre en él, incluso en la adversidad; reconocer la unidad y la verdadera dignidad de todos los hombres, creados a imagen de Dios; usar rectamente las cosas creadas por él.
El centro de la fe cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad.
El misterio de la Santísima Trinidad nos revela que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios. Así se manifiesta que Dios es amor.
La Sagrada Escritura dice así: Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios mandó al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él (1 Jn 4, 8-9).
31. ¿Quién nos ha revelado el misterio de la Santísima Trinidad?
Jesús, el Hijo de Dios, es quien nos ha revelado este Misterio. Él nos enseña que Dios es amor y nos lo da a conocer.
Decimos que Dios es nuestro Padre porque nos ha creado, cuida de nosotros y, llevado por su amor, quiere hacernos hijos suyos a imagen de su Hijo, Jesucristo.
Decimos que Dios es el Creador del cielo y de la tierra porque hizo todas las cosas de la nada, libremente y por amor.
Dios ha creado a los ángeles para que lo alaben y le sirvan como mensajeros en la obra de salvación de los hombres.
El hombre y la mujer son la cumbre de la creación visible. Dios los creó a su imagen y semejanza, libres, capaces de amar y de conocer la verdad, e iguales en dignidad.
Sí, el ser humano es, al mismo tiempo, cuerpo y alma, que sustancialmente unidos entre sí forman una única persona.
Dios Padre ha creado todas las cosas por medio de su Hijo, que es la Sabiduría y Palabra eterna del Padre.
Sí, Dios cuida de todas las cosas con sabiduría y amor. Especialmente cuida de nosotros porque nos ha hecho hijos suyos a imagen de su Hijo, Jesucristo.
Dios nos ha creado para conocerlo, amarlo y servirle. Para ser felices con él en la tierra y después en el cielo.
Adán y Eva, nuestros primeros padres, tentados por el diablo, quisieron ser como Dios y lo desobedecieron.
41. ¿Qué consecuencia tuvo este primer pecado?
Adán y Eva, al pecar, rompieron su amistad con Dios y, como consecuencia, perdieron la gracia de la santidad, la paz entre ellos y la armonía con la creación.
El pecado original es la condición de alejamiento de Dios en la que nacemos, como consecuencia del pecado de nuestros primeros padres. Por eso necesitamos la salvación de Dios.
Dios no abandonó a los hombres, sino que tuvo misericordia de ellos, les tendió la mano y les prometió un Salvador, Jesucristo.
Jesucristo es el Hijo de Dios hecho hombre, que nació de la Virgen María por obra y gracia del Espíritu Santo. Es verdadero Dios y verdadero hombre.
Que el Hijo de Dios se encarnó significa que el Hijo único y eterno de Dios, sin dejar de ser Dios, se hizo hombre débil y mortal, igual en todo a nosotros, sin pecado.
La fe cristiana nos dice que Jesucristo es el Mesías, el Señor, el Hijo único de Dios hecho hombre, que murió en la cruz por nuestros pecados; y a quien Dios, su Padre, resucitó de entre los muertos para nuestra salvación.
La Virgen María es la madre de Jesús y madre nuestra, concebida sin pecado original, que está en el cielo en cuerpo y alma.
Sí. María es Madre de Dios porque Jesús, su hijo, es verdaderamente el Hijo de Dios, de la misma naturaleza del Padre.
Decimos que la Virgen María es madre de los cristianos porque nos ayuda y pide por nosotros a Jesús, su hijo.
Llamamos Maestro a Jesús porque él nos enseña a amar a Dios y al prójimo.
51. ¿Por qué llamamos Salvador a Jesús?
Llamamos Salvador a Jesús porque, enviado por Dios Padre, quita el pecado del mundo y hace de todos los hombres una sola familia.
Los evangelios nos enseñan que Jesús nació en Belén y vivió en Nazaret con María y José. Junto a ellos, creció en sabiduría, edad y gracia ante Dios y ante los hombres.
Durante su vida pública, Jesús anunció e hizo presente la Buena Noticia de la Salvación: el reino de Dios ya ha llegado a nosotros.
El reino de Dios es la nueva vida que Dios nos da, que es vivir en justicia, verdad, amor y paz.
Sí, en Jesucristo el reino de Dios se hace presente entre los hombres. En él y por él Dios mismo nos hace llegar su presencia, su reconciliación, su perdón y su vida. En verdad, con Jesucristo viene el reino de Dios.
Podemos participar en el reino de Dios si creemos en Jesús y, renovados por el bautismo, amamos a Dios y al prójimo como él lo hizo.
La gente se admiraba porque Jesús pasó por la vida haciendo el bien con obras y palabras. Así mostraba que Dios quiere salvar a los hombres.
Jesús hizo milagros porque quiso mostrar que con él había llegado el reino de Dios y que podemos creer y confiar en él.
Jesús murió porque quiso ser fiel al plan que Dios Padre tenía de salvar a todos los hombres. Gracias a su vida y entrega en la cruz, Dios Padre perdonó nuestros pecados y nos dio una nueva vida.
Cuando decimos que Jesucristo descendió a los infiernos profesamos que Jesús murió realmente y que, con su Muerte, venció la muerte, abriendo así la entrada en la vida eterna a todos los hombres de todos los tiempos que mueren en amistad con Dios.
61. ¿Qué quiere decir que Jesús resucitó de entre los muertos?
Quiere decir que Jesús, después de morir y ser sepultado, fue devuelto a la vida por el poder de Dios, su Padre, para no morir jamás.
Los Apóstoles se cercioraron de la Resurrección de Jesús por el hallazgo del sepulcro vacío y las apariciones del Resucitado.
En las apariciones los Apóstoles se encontraron con Jesús resucitado, a quien Dios reveló, lleno de vida inmortal, como su Hijo, en quien él ejerce su reinado sobre todas las cosas.
Porque con la Resurrección Cristo realiza la promesa de Dios en favor de los hombres: darles la vida nueva que no tendrá fin.
Nosotros participamos de la Resurrección de Jesús si creemos que ha resucitado y, bautizados, esperamos resucitar un día con él.
Cuando decimos que Jesucristo subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso, profesamos que Jesús resucitado vive en la gloria de Dios Padre como Señor de todo lo creado.
Cuando decimos que Jesucristo ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, profesamos que el Señor volverá lleno de poder y majestad a juzgar a todos los hombres conforme a sus obras y establecerá plenamente el reino de Dios, su Padre.
El Espíritu Santo es Dios, es la tercera Persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo. Él da vida a la Iglesia y la hace santa.
El Espíritu Santo es Dios como el Padre y el Hijo. Es Señor y dador de vida, digno de recibir la misma adoración y gloria que el Padre y el Hijo.
Dios envió, por Jesucristo, el Espíritu Santo al mundo para congregar a todas las gentes en la Iglesia, continuando así la misión salvadora de Jesús, el Señor, hasta que él vuelva.
71. ¿Qué hace el Espíritu Santo en nosotros?
El Espíritu Santo nos ayuda a comprender lo que Jesús dijo, nos da fuerza para seguirlo, continuar su obra y confiar en Dios Padre.
La Iglesia es la gran familia de los que creen en Jesús y lo siguen bajo la guía del Espíritu Santo; unida por los mismos sacramentos, tiene como pastores a los sucesores de los Apóstoles.
La Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios porque, guiada por el Espíritu Santo, camina hacia Dios Padre con Jesucristo, el Señor.
Una Iglesia particular o diócesis es la porción del Pueblo de Dios confiada a un obispo.
Decimos que la Iglesia es una porque el Espíritu Santo une a los cristianos en Cristo, el único Señor, a fin de que, unidos en la fe, la esperanza y el amor, formen la familia de los hijos de Dios, único Padre de todos.
Decimos que la Iglesia es santa porque:
es santo su fundador Jesucristo;
es santo el fin que busca: la santificación de todos los hombres;
y son santos los medios que Cristo ha dado para alcanzar su fin: la Palabra de Dios y los sacramentos.
Decimos que la Iglesia es católica porque: ha sido establecida por Jesucristo, para que hasta el fin del mundo lleve la salvación a todos los hombres, de todos los pueblos y de todas las culturas; y porque profesa, enseña y comunica toda la verdad de Jesucristo.
Decimos que la Iglesia es apostólica porque se fundamenta sobre los Apóstoles que Jesús eligió y envió.
«Creo en la comunión de los santos» quiere decir que todos los miembros de la Iglesia participan en las cosas santas: la fe, los sacramentos, en particular en la eucaristía, los carismas y otros dones espirituales. También, designa la comunión entre todos los miembros de la Iglesia: los que todavía peregrinan en este mundo, los que ya difuntos se purifican ayudados de nuestras plegarias y los que gozan ya de la gloria de Dios e interceden por nosotros. Todos juntos forman en Cristo una sola familia para alabanza y gloria de la Trinidad.
Decimos que la Iglesia es nuestra madre porque ella nos hace hijos de Dios por el bautismo, nos alimenta con el pan de la Palabra y de la eucaristía, y nos ayuda a crecer en la vida cristiana.
La misión de la Iglesia es continuar la obra de Jesús en el mundo hasta el final de los tiempos.
«Creo en el perdón de los pecados» quiere decir que Dios, por la acción del Espíritu Santo y el ministerio de la Iglesia, ofrece a todos los hombres el perdón de los pecados en el sacramento del bautismo y en el sacramento de la penitencia.
«Creo en la resurrección de la carne» quiere decir que creemos que, como Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos con nuestro cuerpo al final de los tiempos, cuando Cristo vuelva en su gloria.
«Creo en la vida eterna» quiere decir que creemos que, después de esta vida, Dios Padre nos dará una vida que durará para siempre.
El cielo es el estado de felicidad de la que gozan los hombres que están ya con Dios para siempre.
El infierno es el estado de condenación de los hombres que, después de la muerte, están separados de Dios para siempre.
El purgatorio es el estado de purificación de los hombres que han muerto en paz con Dios, pero que tienen que ser purificados de sus pecados antes de participar en la felicidad del cielo.
Decir "amén" significa que creemos las palabras, las promesas y los Mandamientos de Dios; que nos fiamos totalmente de él.
LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO
Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos (Mt 28, 20).
Sí, Jesús está presente hoy entre nosotros cuando la Iglesia ora, proclama la Palabra de Dios y celebra los sacramentos, particularmente la eucaristía. También está presente en todos los hombres, sobre todo en los más pobres y en los que sufren.
Los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia para comunicarnos su vida divina.
Los sacramentos instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia son siete, a saber: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de enfermos, orden y matrimonio.
Cuando la Iglesia celebra los sacramentos nos encontramos con Cristo resucitado y recibimos la gracia del Espíritu Santo.
La Iglesia celebra los sacramentos con acciones (en las que a veces se utilizan elementos materiales) y con palabras, inseparablemente unidas entre sí.
Los sacramentos dan siempre la gracia del Espíritu Santo a quienes no ponen obstáculos a la acción santificadora de Dios.
95. ¿Cuáles son los sacramentos que imprimen carácter?
El bautismo, la confirmación y el orden imprimen un sello espiritual e indeleble, llamado carácter sacramental. Por eso, estos sacramentos solo pueden recibirse una vez y para siempre.
Los sacramentos que nos inician en la vida cristiana son: bautismo, confirmación y eucaristía.
El sacramento del bautismo nos hace hijos de Dios a imagen de Jesús y miembros de la Iglesia. Por el bautismo somos lavados del pecado original, morimos a todo pecado y nacemos a una vida nueva.
Por la confirmación, los bautizados recibimos más plenamente al Espíritu Santo, nos unimos más a Jesucristo y a su Iglesia y somos enviados a anunciar el Evangelio.
Por el sacramento de la penitencia, la Iglesia, en nombre de Jesucristo, perdona los pecados que hayamos cometido después de nuestro bautismo y nos reconcilia con Dios y con los hombres.
Porque el domingo es el día del Señor. Convocados por Dios Padre, celebramos la eucaristía. Los cristianos no podemos vivir sin el domingo.
En la eucaristía la Iglesia celebra el memorial de la Pascua de Cristo, la actualización y ofrenda sacramental de su único sacrificio en la cruz.
En la eucaristía, los cristianos escuchamos la Palabra, damos gracias a Dios Padre y nos ofrecemos a él con su Hijo Jesucristo. En la comunión recibimos a Jesús como alimento de vida eterna que nos une a todos como hermanos.
Sí, por las palabras de la consagración y por la acción del Espíritu Santo, Jesús está realmente presente en la eucaristía: lo que parece pan y vino es el Cuerpo y la Sangre del Señor.
El sacerdote nos envía a compartir la fe, la paz y todo lo nuestro con los hombres.
105. ¿Qué hace en nosotros el sacramento de la eucaristía?
La eucaristía nos une más a Cristo y a la Iglesia, nos fortalece en la vida cristiana, nos hace crecer en el amor al prójimo, nos concede participar ya de la vida eterna y nos da la garantía de la resurrección futura.
La eucaristía la presiden los obispos y los sacerdotes como representantes de Cristo.
La unción de enfermos es el sacramento que nos fortalece en la enfermedad y ayuda a los que están en peligro de muerte, uniendo su sufrimiento al sufrimiento de Cristo.
Es el sacramento por el que algunos varones bautizados son consagrados para ser ministros en la Iglesia y continuar la misión que Cristo dio a los Apóstoles.
El sacramento del orden se ejerce en tres grados, que son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.
El sacramento del orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que configura con Cristo al ordenado en su triple función de sacerdote, profeta y rey, según los grados del sacramento: episcopado, presbiterado y diaconado.
Es el sacramento que santifica la unión del hombre y de la mujer, de la que nace la familia cristiana como comunidad de vida y amor.
La familia cristiana es como una célula viva de la Iglesia de Jesucristo. Por ello, es llamada "Iglesia doméstica" o "pequeña Iglesia".
LA VIDA EN CRISTO
Dios hizo libre a la persona humana para que, por propia decisión, busque a su Creador y se una a él por amor, eligiendo lo recto, lo bueno y lo justo.
Podemos elegir entre el bien y el mal porque Dios nos ha hecho libres y nos da su gracia para reconocer el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.
La conciencia es una voz que resuena en el interior de la persona por la que Dios le indica lo que es bueno o malo, lo que debe hacer y lo que debe evitar.
Sí, los cristianos podemos seguir a Jesús gracias al Espíritu Santo, que vive en nosotros y nos ayuda a conocer lo bueno y lo malo. Es el Espíritu quien nos da la fuerza para obrar el bien.
El mayor obstáculo para seguir a Jesús es olvidarnos de él y de sus mandatos en nuestra vida diaria.
Pecar es decir «no» al amor de Dios, desobedeciendo sus Mandamientos.
El pecado rompe o debilita nuestra relación con Dios, hace daño a los demás y a nosotros mismos.
120. ¿Todos los pecados son igualmente graves?
No. La Iglesia nos enseña que hay pecados mortales y pecados veniales.
Los pecados mortales son los que destruyen en el corazón del hombre la fuerza divina del amor, sin la que no puede existir la felicidad de la vida eterna. Por eso se llaman pecados mortales.
El hombre peca mortalmente cuando, libre y consciente, realiza un acto de materia grave, con plena advertencia y deliberado consentimiento.
Los pecados veniales son los que, sin romper la comunión con Dios, la debilitan y obstaculizan su pleno desarrollo.
El hombre peca venialmente cuando realiza un acto de materia leve o, en caso de materia grave, no tiene plena advertencia o entero consentimiento.
Los cristianos no nos desanimamos porque Dios Padre está siempre dispuesto a perdonarnos pues es misericordioso y conoce nuestro corazón.
Seguimos a Jesús cumpliendo la voluntad de Dios, manifestada en los Diez Mandamientos, tal y como los vivió y nos los enseñó Jesús y nos ha transmitido la Iglesia.
Llamamos Decálogo o Diez Mandamientos al resumen de las leyes entregadas por Moisés al pueblo de Israel, de parte de Dios, para que fuese fiel a la Alianza y ordenase su vida como un pueblo santo y justo.
Los Diez Mandamientos nos enseñan el camino para llegar a Dios y, así, ser felices y hacer felices a los demás.
Jesús nos enseñó a no separar nunca el amor a Dios del amor a nuestros hermanos.
El Mandamiento nuevo de Jesús es este: «Amaos unos a otros como yo os he amado».
131. ¿Cuál es la novedad de este Mandamiento?
La novedad de este Mandamiento es que Jesús nos llama a amar a todos hasta dar la vida, incluso por nuestros enemigos, como él hizo.
El cristiano cumple la Ley de Dios con generosidad, alegría y libertad, sin ver en ella una carga insoportable, porque el Espíritu Santo, que habita en él, le mueve a ello.
El primer mandamiento exige creer en Dios, esperar en él y amarlo sobre todas las cosas, libres de toda idolatría.
Debemos adorar solo a Dios porque solo él ha creado todo lo que existe por amor a nosotros; es el garante de nuestra libertad y la medida de todo lo que es bueno y auténtico.
El segundo mandamiento exige respetar el nombre de Dios, que es santo.
Se respeta la santidad del nombre de Dios invocándolo, bendiciéndolo y alabándolo.
No se puede apelar al nombre de Dios para justificar un crimen ni usar su nombre de forma inconveniente, como blasfemando o siendo infiel a las promesas hechas en su nombre.
El tercer mandamiento exige celebrar el domingo y otras fiestas señaladas por la Iglesia para dar culto a Dios.
En esos días, el cristiano debe participar en la santa misa y descansar de sus trabajos ordinarios.
El cuarto mandamiento exige honrar y respetar a nuestros padres, y a todos aquellos a quienes Dios ha investido de autoridad para nuestro bien.
El quinto mandamiento exige respetar, proteger y cuidar siempre la vida y la salud de toda persona, desde su concepción hasta su muerte natural. También la propia salud y la propia vida.
141. ¿Por qué está obligado el cristiano a respetar y cuidar la vida humana?
El cristiano está obligado a respetar toda vida humana, incluida la propia, porque sabe que Dios es el único dueño de la vida y la reconoce como un bien del que no puede disponer y como un derecho sagrado de toda persona humana por su condición de criatura e imagen de Dios.
El sexto mandamiento exige vivir la sexualidad como expresión y realización del amor, ordenado a la unión conyugal del hombre y la mujer y a la transmisión de la vida. Exige ser libre para amar, mediante el dominio de uno mismo, y superar los impulsos y pasiones desordenados.
El séptimo mandamiento exige respetar los bienes ajenos y la justa administración y reparto de los bienes de la tierra; el derecho a la propiedad privada; el respeto a las personas, a sus bienes y a la integridad de la creación.
Para cumplir con el designio creador de Dios debemos tratar la creación cuidando de la tierra según su variedad de especies, su belleza natural y sus riquezas renovables, para que las futuras generaciones puedan vivir bien en esta tierra.
El octavo mandamiento exige que nuestras palabras sean verdaderas, porque la confianza nace de la comunicación veraz y sincera entre unos y otros. Sin la verdad no hay posibilidad de confianza ni de comunidad de vida.
El cristiano vive la verdad cuando la busca y la defiende frente a toda falsedad y mentira, y cuando con sus palabras y obras respeta la buena fama del prójimo, conforme a las exigencias de la justicia y la caridad.
Toda persona está llamada a la sinceridad y a la veracidad en el hacer y en el hablar.
Tiene el deber de buscar la verdad y adherirse a ella y ha de rechazar la doblez, la simulación y la hipocresía.
El noveno mandamiento exige no dejarnos llevar por el impulso sexual desordenado, ni en los pensamientos ni en los deseos. Esto supone pureza de corazón para ver todo según Dios.
La pureza de corazón exige la virtud de la templanza y el pudor, el cual preserva la intimidad de la persona, tanto de su cuerpo como de su alma.
150. ¿Qué exige el décimo mandamiento?
Este mandamiento exige una actitud interior de respeto en relación con la propiedad ajena, y prohíbe la envidia y la avaricia.
La mayor aspiración de un cristiano es pensar como Jesucristo, valorar la vida como él, amar como él y, con él, vivir en comunión con el Padre y el Espíritu Santo.
ORACIÓN CRISTIANA
Orar es hablar con Dios Padre, que siempre nos ama y nos escucha. Al orar respondemos a Dios como hijos suyos.
Jesús oraba con confianza, pues él conocía mejor que nadie a Dios, su Padre.
El camino de nuestra oración es Cristo, porque nuestra oración solo llega a Dios nuestro Padre si oramos en nombre de Jesús.
El Espíritu Santo es el maestro interior de la oración cristiana. La Iglesia nos exhorta a invocarlo, a implorar en toda ocasión: «Ven, Espíritu Santo».
Sí, podemos atrevernos a hablar con Dios, nuestro Padre, porque Jesús mismo nos lo mandó y para eso nos enseñó el padrenuestro.
Se dice que el padrenuestro es la más perfecta de todas las oraciones porque nos la enseñó el mismo Jesús, nuestro Señor, y recoge en forma de oración el contenido esencial de todo el Evangelio.
158. ¿De qué manera podemos hablar con Dios Padre en la oración?
En la oración podemos dar gracias a Dios, pedirle ayuda, alabarlo, ofrecernos, estando en silencio delante de él, en adoración.
La Iglesia reza a María, ante todo, con el avemaría, oración con la que la Iglesia pide la intercesión de la Virgen. Entre las muchas oraciones a la Virgen sobresale el santo rosario.
Sí, es posible orar en todo momento, pues el Señor está siempre presente en todos los acontecimientos de nuestra vida.
Principalmente aprendemos a orar en familia, en la catequesis, en comunidad con otros cristianos y en el silencio de nuestro corazón.
Se puede orar en cualquier sitio, pero el templo es el lugar propio de la oración de la Iglesia.